
Las semillas de marihuana feminizadas son el resultado de un cruce de plantas hembra con otra planta hembra que ha revertido mediante la aplicación de un producto químico llamado STS (tiosulfato de plata). Este cruce de plantas garantiza que las semillas resultantes produzcan individuos hembra. Las semillas feminizadas, junto con las autoflorecientes, son las variedades con mayor éxito, ya que evitan tener que retirar individuos macho a los que se ha dedicado un tiempo en su desarrollo y que pueden polinizar accidentalmente nuestras hembras, produciendo semillas no deseadas dentro del cogollo.
Este proceso, que empezó siendo no demasiado fiable, lleva perfeccionándose más de 40 años y hoy en día se puede garantizar un 100% de semillas hembra.